Desde hace varios días tengo la sensación de no querer seguir escribiendo más en el blog. De no seguir inventando historias, y de no seguir plasmando algunos de mis sentimientos más visibles aquí. Alejarme de todo este mundillo que tantas alegrías y penas me ha dado en todo este tiempo. Y es que, mi inspiración tiene un límite. Tengo la sensación de que todas las cosas que quise decir, ya están dichas; y no quedan más por decir. Y es que siempre pensaba que lo que tenía que decir, o pensar, era infinito. Y por eso nunca me aterró la idea de dejar de publicar aquí. Pero últimamente siento que no tengo ganas de decir más nada. Dejar que todo siga su curso y que las palabras se formen solas en el aire, y no en papel.
Cada día entro a blogger, y miro las entradas nuevas que vais publicando día a día. Y sigo mirándolas esperando que alguien mencione algo que me haga estremecer en este sillón; y que me empuje a salir a la calle con una sonrisa. Pero las mismas palabras que pueden causarme esa sensación de vuelo, pueden propiciar también una situación de angustia, y decepción. Entonces, ¿qué?
Puedo apartar la mirada a todo esto, y seguir como si no ocurriese nada tras esta cortina. Fingir que todo este mundo se detendrá al yo marcharme, y así no tener la necesidad de continuar mirándolo. Cerrar los ojos ante los puñetazos que se acercan directos a tu cara.
Tengo el pensamiento de que necesito algo que me haga cambiar, para poder seguir con todo esto. Algo que me haga cambiar mi punto de vista de las cosas, y así dar un nuevo aspecto a todos estos pensamientos en palabras. Y sé que hasta que no encuentre ese cambio, seguiré atascado en esta situación que tan poco me agrada. Porque temí esta sequía desde el comienzo. Encontré la lluvia, y supe recurrir a ella siempre que necesitaba escribir. Pero ahora esa lluvia parece ausente; en otro lugar. Y me cuesta seguir llamándola.
Hasta que todo cambie, continuaré aquí. Sentado, con el móvil en la mesa, esperando algún mensaje que me haga, como he dicho, estremecer. Que comiencen a sonar las notas de la sintonía de los sms y piense: "sí, ya ha llegado". Y rápidamente acercar el móvil con mis temblorosos dedos para vislumbrar la pantalla con el letrero "1 nuevo mensaje". Sí. Esas sensaciones son de las que más me gustan. Junto a otras situaciones, dando resultado frases como "milímetros no." Todas aquellas por las que he hecho locuras.
Y mm, ahora voy a confesar algo.
Esta noche, cuando aún estaba despierto, la noche del 11/11/11, estaba haciendo algo importante.Se sucedieron una serie de acontecimientos que llevaba esperando muchísimo tiempo. Nunca sale nada como lo planeas, se suele decir; pero nunca imaginé que sería tan distinto. Y es que quizás esperaba algún tipo de milagro, o no sé. El caso es que al terminar todo, volví a casa, y me acosté. Y en la fase previa del sueño, continuaba pensando en todo lo que acababa de vivir minutos antes, y temblaba. Y entonces, comencé a soñar. Pero mi sueño se mezcló con los recuerdos, y se creó una situación ficticia, creyendo que ésta formaba parte de la realidad pasada. Había imaginado así, la situación perfecta. La que llevaba prediciendo meses antes de hacer nada. Y creí que había sucedido de verdad. Y entonces, desperté. Y, aturdido, pensé en qué había ocurrido. Y caí en la cuenta de que lo visto, era sueño; y que la realidad, era otra muy distinta. Una sensación de pesimismo se apoderó de mi cuerpo, impidiendo que éste saliera de la cama en las posteriores horas. Queriendo encerrarme solo entre aquellas sábanas y esperar que el mundo estallase. No quería vivir más esa realidad, y quería quedar atrapado en aquella extraña mezcla que había "vivido" minutos atrás. Pero entonces comprendí que no, mi realidad estaba aquí, y estaba pudriéndose a cada segundo que pasaba. Comencé a pensar en los motivos que me atan a esta vida, y se redujeron considerablemente con respecto a ayer. Y de nuevo la sensación de pesimismo se hizo latente.
En las siguientes horas, volví a experimentar algo que llevaba tiempo sin ver. Y, en parte, había vuelto al pasado. Se podría decir, que había reseteado mi vida, y comenzaba de nuevo en un punto muy atrás; pero con muchas horas más en mi cuenta. ¿Entonces qué debo hacer?
Ahogado con tantos pensamientos, entro en blogger. Y recuerdo mi sequía. Harto de esto ya, decido romper con todo, y crear una entrada que avise de que dejaré de escribir hasta encontrar ese nuevo punto de vista. Y esa entrada es esta, y el punto de vista, aún no ha aparecido.
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