"City of Dreams"

3.20.2011

Camina deprisa, casi corriendo. El cielo se encuentra cubierto de unas negras nubes que, días antes en los telediarios, anunciaron que vendrían cargadas de litros y litros de agua. Camina deprisa, porque sabe que si no llegará tarde a la cita. Había quedado con ella por última vez, antes de que tuviera que marcharse para siempre de la ciudad. Él ya le había pedido la mano días atrás, en su último encuentro.. y ella le había rechazasdo, pero quería verla una última vez, llevarse otra buena imagen de ella. El cielo está oscuro...

Habían quedado en el viejo puente construido con grandes piedras oscuras. La humedad del lugar hacía que aquellas piedras aparecieran resbaladizas en más de una ocasión. No era el sitio más idoneo para su último encuentro, pero debía ser ahí. Es tarde, no hay nadie por la calle y eso le permite escuchar sus pasos y sus propios pensamientos con total claridad sin esperar interrupciones. A veces podía volverse esto un incordio, pues su cabeza no callaba y comenzaba a volverle loco. Camina deprisa...

A ciencuenta metros del lugar del encuentro, ya puede verla. Luce el mismo vestido de la última vez. Y no lleva equipaje consigo. "Curioso" - piensa. "Su tren sale en unos minutos". Se acerca aún más rápido a ella, ansía poder abrazarla una vez más, decirle todo lo que lamenta que hayan estado más distanciados esos días por sus sentimientos... lamenta muchas cosas. Y por fin llega a su encuentro.

 - Hola - tartamudea él. Nunca le había pasado eso antes. Tartamudeó al saludar... y hasta tuvo que apartar la mirada de sus ojos.
 - Pensé que no vendrías - responde ella.
 - ¿Qué te hace pensar eso?
 - Bueno... después de lo la última vez...Pensaba que no querrías volver a verme.
 - Descuida, necesitaba verte una vez más para disculparme por todo.
 - ¡No debes hacerlo!

De pronto, comienzan a caer unas gotas sobre la cara de él. Sabe que está comenzando a llover, y sabe que lo hará con más intensidad. Le queda poco tiempo, pero aún puede estar con ella.

 - Mira, siento que todo haya sido así, podía haberlo cambiado... haber intentado arreglarlo y podría haber estado contigo más tiempo...noté que había entre nosotros una conexión especial. Algo que nos hacía únicos del resto de seres. Algo que complementaría nuestras almas para siempre, formando de ambas una sola. Una indestructible. La perfección.
Entonces ella se percata de que comienza a llover...
 - ¡Oh no! ¡Ya está empezando! - exclama.
 - Tranquila, estoy aquí...
 - ¿Recuerdas lo que pasará después, verdad? - pregunta ella.
 - Sí, la lluvia es perfecta.
 - ¿¡Por qué lo dices!?
 - Porque así mis lágrimas se camuflarán con las gotas de lluvia.

La lluvia comenzó a apretar, y la chica contempló el cielo. Su rostro, sus manos y brazos comenzaron a mojarse. Ella sabía lo que le sucedería, pero aún así había acudido al encuentro con él. Sus manos empezaron a deshacerse poco a poco a medida que la lluvia la iba empapando. Poco a poco fueron disolviendose sus dedos y comenzaron a formar parte de los charcos que se formaban en el suelo. Sus manos desaparecieron. Ella estaba asustada, pero él estaba a su lado, y eso la tranquilizaba... aunque no del todo. Entonces ella le miró una vez más, y con sus tullidos brazos se acercó a él y le abrazó. Tenía más miedo que nunca. Él, respondió de la misma manera, y entonces también comenzó a deshacerse. Él comenzó a llorar, pero sus lágrimas eran apenas visibles. Su pelo comenzó a deshacerse al igual que las manos de la chica. Y entonces también su cara empezó a pasar por el mismo proceso.

Lo que comenzó chispeando, era ya tormenta. Llovía con una fuerza descontrolada. Los dioses estaban haciendo de aquella escena un verdadero tormento para los dos. La tormenta rugía en los cielos. Ellos continuaban deshaciendose poco a poco con las gotas de lluvia.

Allí seguían ellos, en aquel viejo puente de la ciudad de sus sueños. La ciudad solitaria. Donde pudieron realizar todos sus sueños. Donde ambos serían inmortales, salvo que tocasen las gotas de lluvia. Algo tan simple como unas gotas de lluvia serían capaces de destruir a esos dos seres tan perfectos. Vencedores del tiempo vulnerables a unas simples gotas. Ambos habían vivido suficientes momentos juntos, y sabían que debían acabar así. Y allí seguían ellos, hasta que acabaron consumiendose en aquel profundo charco. "Por fin juntos" - pensaba él en los instantes finales. "Por fin juntos, en nuestra ciudad de los sueños...".

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