Long.

3.13.2011


Y continúa sentado en el suelo de aquella habitación. Se encuentra solo, y en silencio. Permanece inmóvil, observando detenidamente una puerta que se presenta ante él. Intercambian miradas pero no sucede nada. Nunca sucede nada. Él esta sentado con las piernas cruzadas, y sus brazos se apoyan en sus rodillas. Sus manos se entrelazan a la altura de la boca y un poco más arriba se sitúan sus inmóviles y secos ojos. Lleva años sentado frente a esa puerta.
Tras él, se encuentra otra puerta. Posee las mismas características que la puerta frente a él, pero no tras ella no se encuentra lo mismo que en la primera. Tras ella se encuentra un pasado, ¿bueno o malo? No, malo o neutro. Él sabe que tras la puerta situada tras él, se encuentra el pasado, y, probablemente piensa, que en la que se sitúa frente a él, está el futuro. Un futuro aún desconocido para él, pero que probablemente no sea mejor que un pasado ya vivido. 

Sigue pensando, meditando... No tiene certeza de que en algún momento se abra esa puerta por arte de magia, no. Probablemente tenga que levantarse, caminar hacia ella y tranquilamente hacer girar el pomo con su mano derecha hasta escuchar el cerrojo ceder. Entonces sabría que ya puede entrar. Empujaría con una fuerza no muy elevada hacia su interior y quedaría cegado por la luz emanante del interior. Podría hacer eso... podría. 

Pero, por su solitaria mente, entre todos los pensamientos que la componen, vaga el rumor de que esa puerta puede abrirse sola. Si se diera el caso de que la puerta se abriera sola, contendría un futuro prometedor, superando las expectativas del neutro. Si él, en un acto de rebeldía e impaciencia, decidiese levantarse bruscamente, y echar la puerta abajo, ese futuro tan “prometedor” se vendría abajo, volviendo a monotonía y carencia de alicientes de siempre. Pero... también tenía la opción de esperar.

Claro, esto era solo un rumor, escuchado por él o quizás imaginado por él. Imaginado porque espera que haya algo mejor de lo que ya tiene, aunque jamás lo haya vivido. Imaginado porque.. sí, quizás tiene un poco de esperanza en que los milagros puedan llegar a convertirse en.. realidad. Sí, quizás fuese todo eso imaginado... o quizás no. La duda que se plantea es la siguiente: de ser cierto que la puerta pudiera abrirse sin actuar él... ¿cómo lo haría? ¿Por qué debería abrirse? ¿Por qué, de poder abrirse sola, no lo ha hecho ya; y así está esperando e intentando destruir toda esperanza de nuestro personaje? 

De nuevo transitan por su mente otros pensamientos. Ya, sabe (o duda) que la puerta puede abrirse sin su ayuda. Quizás alguien pueda abrirla desde el otro lado. Quizás el futuro personificado se tome la molestia de abrirle la puerta, y dejarle pasar a su nueva etapa prometedora. Quizás sea el futuro personificado en un alma. Abstracta. Un alma con una personalidad capaz de atravesar paredes, sobrevolar cielos, nadar por océanos y destruir planetas. Una personalidad que... le complementa. Hasta entonces siempre se había sentido solo, pues desconocía de la existencia de ese alma. Pero ahora que sabe que existe, ocupa un lugar en el mundo (... y en su corazón), sabe que debe conseguirla. Luchar por su otra mitad. Luchar por su futuro, por las cosas que se encuentran y encontrarán en él, y que compartirá con su llave. 

Quizás algún día, esa puerta se abra sola. O quizás él, se harte de esperar el milagro y decida arruinarse a sí mismo. Tan solo el tiempo se lo dirá... Pero ni tú, ni yo, sabemos el final de esta historia.

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