La estación

9.09.2011

[...] Permanecen en el recinto de la casa del amigo, donde está la piscina y los niños aún aprovechan sus últimos días de verano entre zambullidas. La noche fue larga, pero dejó paso al mejor día. No caminan por el lado de portales; no, no quieren ser vistos; sino por la zona reservada para coches. Caminan por la carretera trasera. Entonces él la abraza, y ella también, y comienzan a besar el momento. No creyó que volvería a probar aquellos labios. Pensaba que aquella vez fue cosa del pasado, un espejismo en sus vidas. Y allí estaba de nuevo, a centímetros. Mientras, observaba su sonrisa entre cada beso y aquellos cerrados párpados que tan ansiaban vivir el momento. Pero.. bueno, tan solo se trata de un sueño.

7:23AM
El sonido del despertador resuena en su cabeza. Manecillas aún vibrantes le alejan de aquella carretera, y de aquellos labios. Por un momento siente nostalgia. Lamenta soñar si no puede quedar atrapado en sueños. Simula que ella son sus frías sábanas, y entrelaza su cuerpo con ese frío. 
Pero no. Debe levantarse ya. Se incorpora en su cama, y desde su nueva posición observa sus pies rozando el helado suelo. Un suelo que le recuerda que es diciembre. Acaba su fase de trance en el camino hacia la cocina. Sale del dormitorio de aquel piso alquilado, y deja atrás su cama, aún sin hacer. La única conexión hacia otro mundo, quizás, soñado. Prepara un poco de café, como es costumbre y mientras revisa sus pensamientos. El tren sale a las ocho.

7:30AM
De nuevo, entra en su dormitorio. Observa la maleta gris colocada estratégicamente contra la pared. En perfecto equilibrio permaneció durante toda la noche. Ella no se derrumbaría, en cambio, el equilibrio de él no era tan perfecto. Pero quizás encuentre estabilidad pronto. Coge los habituales vaqueros que descansan sobre el respaldo de la silla. Seguidos de éstos, está su habitual camiseta blanca. Coge una sudadera más cálida del pomo de su puerta. Termina de vestirse y firma su atuendo con unas gastadas converse negras. 

7:46AM
El iluminado botón de disponible dio lugar al de ocupado al presionar el mecanismo de llamada. Apoya nuevamente su maleta gris contra la pared del rellano. "Pesa demasiado. Lógico. Llevo una vida en una maleta." Recuerda los últimos días vividos. Las despedidas con los amigos, y familiares. Lamentablemente, no pudo despedirse de ella. No se encuentra en la ciudad, y volvería al día siguiente. Cuando él ya no estaría. La luz del ascensor ya es visible a través del translúcido cristal. Un poderoso estruendo provoca el eco entre las plantas del edificio. Observa, aterrado, detrás de él. La maleta se ha caído.

7:55AM
Saca el tícket de ida. Recoge los céntimos que la máquina escupió, y se dirige al andén. Los pensamientos del rellano se amplifican. E intenta recordar todo con exactitud. Todo lo que ha vivido en aquella ciudad. Aquellas calles que atravesó, de día y de noche, solo y acompañado. Aquellos parques que jamás volvería ver rebosar de felicidad. Aquellos árboles que lucían cada día de manera de distinta. El olor que provoca la acelerada multitud. El olor de los sueños. También imagina la cantidad de personas que habrían abandonado aquella ciudad al igual que él. Con una maleta, y un futuro incierto. Él tan solo es uno más.

8:00AM
Ya está sentado en el que será su compañero durante las próximas seis horas. Junto a la ventanilla, mira con nostalgia lo que son los últimos metros de lo que es su vida. Sus parpados parecen cansarse, y comienza a entrecerrar los ojos. Personas continúan entrando en su vagón y sentándose cerca de él. Murmuran y ríen. Esas risas nerviosas de la temprana mañana, en las que te ríes por no llorar. Sus ojos alcanzan a ver al último joven que entra al vagón cuando por fin se cierran. La misma oscuridad que encuentra en su cama, la tiene en aquel asiento. Al perder visión, no amplifica el sentido auditivo, al contrario, se sume en el silencio. El tren cierra sus puertas. Su futuro ya está decidido, pero él, no lo sabe. Duerme. Y entre esa oscuridad, comienzan a subyacer imágenes. Mira sus pies. Converse negras pisan una carretera. Entonces mira al frente. "Hola de nuevo", sonríe ella.

1 comentarios:

Alejandro García dijo...

Si fuera una tia, tendría ahora mismo la vagina muy mojada.

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