Caos con corbata

9.26.2011

Todos amamos nuestra tranquilidad. Que todo permanezca en un orden, y que nada altere nuestro entorno, para no desequilibrarnos. Tememos estar en esa cuerda floja, donde podemos caer en cualquier momento; y alcanzamos un nivel en el que desconocemos la altura a la que nos encontramos. Tan solo sabemos eso, que estamos en esa cuerda perpetua. Cualquier nueva adversidad adoptará la forma etérea de aire para derribarnos cual mazo de naipes en pirámide.

Y es que si nos dieran la opción, más de uno elegiría firmar un contrato donde quedara registrado en las condiciones nuestra Paz durante un determinado. Un espacio de tiempo comprendido en el que no suceda nada; ni bueno, ni malo. Tan acostumbrados a los palos que firmaríamos nuestra propia rutina con tal de no sufrir más, pues poco es el bien que vimos. Y entonces te tienden ese papel. Ese contrato de monotonía y normalidad que tan algunas veces ansías. Pero, no pienses que todo acabó al poner tus iniciales. No. ¿Acaso leíste la letra pequeña?

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